Contabilidad Virtual
¿Qué es el blockchain?
La cadena de bloques es también
un concepto que plantea una enorme revolución no solo en nuestra economía, sino
en todo tipo de ámbitos.
Entender lo que es esa cadena de
bloques no es tan difícil, y dado que cada vez se utiliza más este concepto he
querido hacer una rápida introducción al blockchain, para explicar qué es, cómo
funciona y cuál es esa revolución que plantea la cadena de bloques.
Transacciones:
Lo normal es que si una persona quisiera
enviarle 1.000 euros a otra persona , lo normal es que la operación se
realizase a través de un banco. Ese banco actúa como intermediario de esa y
otras muchas transacciones, centralizando de forma efectiva el movimiento de
capital de un lado a otro.
Adán le pediría a su banco que
retirara 1.000 euros de su cuenta y los transfiriese a la cuenta de Emilio; en
apenas unas horas (dependiendo del banco, claro) ese banco habrá anotado en su
cuenta la transacción, restando 1.000 euros en su cuenta y comunicando al otro
banco que debe añadir 1.000 euros en la cuenta de Emililo.
Alguien en el banco de Emilio (a
estas alturas, ya sabemos que ese alguien es un programa informático) anotará
que en la cuenta hay 1.000 euros más procedentes de la cuenta bancaria de Adán.
Esa gestión no ha necesitado de
un trasiego de billetes de un lado a otro, sino que simplemente ha habido uno o
dos bancos que se han encargado de hacer que el dinero pase de uno a otro con
un simple cambio en los balances de sus cuentas. Todo estupendo y fantástico,
salvo por un problema:
Que ni Adán ni Emilio tienen
control alguno sobre el proceso, del que solo esos bancos tienen toda la
información. Ambos dependen de esos bancos y de su forma de hacer las cosas
para completar esa transacción. Están sujetos a sus condiciones (y a sus
comisiones, por supuesto).
Cadena de bloques
Es ahí donde entra la cadena de
bloques, que básicamente elimina a los intermediarios, descentralizando toda la
gestión. El control del proceso es de los usuarios, no de los bancos —seguimos
hablando del dinero, pero el ejemplo es extrapolable a otros tipos de
transacción—, y son ellos los que se convierten básicamente parte de un enorme
banco con miles, millones de nodos, cada uno de los cuales se convierte en
partícipe y gestor de los libros de cuenta del banco.
¿Qué es entonces la cadena de
bloques? Pues un gigantesco libro de cuentas en los que los registros (los
bloques) están enlazados y cifrados para proteger la seguridad y privacidad de
las transacciones. Es, en otras palabras, una base de datos distribuida y
segura (gracias al cifrado) que se puede aplicar a todo tipo de transacciones
que no tienen por qué ser necesariamente económicas.
Esa cadena de bloques tiene un
requisito importante: debe haber varios usuarios (nodos) que se encarguen de
verificar esas transacciones para validarlas y que así el bloque
correspondiente a esa transacción (en cada bloque hay un gran número de
transacciones que eso sí, es variable) se registre en ese gigantesco libro de
cuentas.
Así funciona una transacción en la cadena de bloques
El proceso es relativamente
sencillo, pero como decimos implica a más personas. Ahora Adán y Emilio no
están solos, y formarán parte de un gran grupo de usuarios que se encargan de
comprobar que todo el proceso se produce como debe producirse.
Si Adán quiere retirar un bitcoin
de su cuenta para dárselo a Emilio, primero avisa a todo el mundo con una
peculiaridad: nadie sabe quién es quién . Solo saben que desde una cartera
digital (lo que sería una cuenta bancaria) se quiere transferir esa cantidad
(que sí se conoce) a otra.
Adán, por lo tanto, avisa de sus
intenciones, pero sin revelar su identidad: "¡Quiero mandarle un bitcoin
desde mi cartera a esta otra, por favor, actualizad vuestros libros de
cuentas!". Al enviar ese mensaje, todos los usuarios de esa red primero
comprueban que la cartera de origen tiene suficiente dinero para enviárselo a
la cartera de destino. Si es así, todos anotan esa transacción, que pasa a
completarse y a formar parte del bloque de transacciones. Eso sí: todavía no
están registrados en esa base de datos de forma definitiva.
A medida que pasa el tiempo, más
y más transacciones van completándose y pasando a ese bloque, que tiene una
capacidad limitada que depende de la estructura de la cadena de bloques y del
tamaño de cada transacción. Cuando un bloque ya no admite más transacciones, llega
un momento importante: el de "validarlo" o "sellarlo", que
es lo que los usuarios hacen cuando hacen minería de bitcoin.
Minado de bloques
Consiste en la realización de una
serie de complejos cálculos que requieren tiempo y (cada vez más) electricidad,
pero durante el proceso esos bloques quedan registrados de forma permanente en
esa cadena de bloques, y no pueden ser modificados sin que se alteren todos los
bloques que están enlazados con él, una operación que además necesitaría que la
mayoría de los nodos la validasen.
En esa red P2P los mineros
reciben avisos de nuevas transacciones y las reúnen en un nuevo bloque, pero lo
hacen además compitiendo con otros mineros, porque el primero que logra crear
un bloque válido y lo sella recibe bitcoins (si está minando bitcoins, claro)
por ese servicio. Gracias al uso de una cadena de bloques común que se
sincroniza entre los nodos se logra la irreversibilidad de las transacciones, lo
que permite que nadie "truque" el sistema o haga fraudes para
beneficiarse, modificando el libro de cuentas para desviar dinero (bitcoins) de
un lado a otro sin que otros se enteren.
De hecho añadir nuevos bloques es
un proceso cada vez más costoso, lo que hace normalmente que los mineros
trabajen agrupados (los famosos "pools" que funcionan de forma
similar a una cooperativa) en lugar de trabajar por sí mismos ("solo mining",
con unas probabilidades de éxito/recompensa muy bajas). Cuando uno de los
mineros resuelve el problema criptográfico que representan los cálculos para
"sellar" un bloque, avisa a los demás, que comprueban que
efectivamente es así y añaden ese bloque a la cadena de bloques completa que
tienen en sus ordenadores.
Ese libro de cuentas no solo está
distribuido y es seguro: los bloques enlazados (de ahí lo de cadena de bloques)
cuentan con un puntero hash (codificado) que enlaza al bloque anterior, además
de una marca de tiempo y los datos de la transacción, y esa información es
pública. ¿Qué significa eso? Que la cadena de bloques, aunque protege la
privacidad de sus usuarios, sí que permite controlar la trazabilidad de esas
transacciones.
O lo que es lo mismo: permite
saber todo el camino que ha seguido el bitcoin de la cartera que pertenece a
alguien (en este caso a Adán, aunque su identidad no se conoce por el resto de
usuarios) antes de llegar a la cartera de otro alguien (de Emilio, aunque su
identidad no sea conocida por el resto de usuarios).
El propio diseño de la cadena de
bloques tiene ventajas claras, y por ejemplo confirma que cada unidad de valor
(por ejemplo, cada bitcoin) solo se ha transferido una única vez, lo que evita
el tradicional problema con el doble gasto de monedas digitales o con el dinero
falso, que reduce la confianza de los usuarios en esa moneda y también en la
propia circulación de la misma.
ICOs y cadenas de bloques
Uno de los conceptos que más
están apareciendo al hablar de las criptodivisas y las cadenas de bloques es el
de las ICO, las Initial Coin Offerings.
Una ICO es una forma de
financiación de un proyecto empresarial que en lugar de ofrecer acciones ofrece
tokens virtuales, o lo que es lo mismo, nuevas critpodivisas.
Estas nuevas criptodivisas tienen
cierto valor hipotético debido a su escasez y demanda, y están directamente
asociadas al proyecto empresarial que las crea, como ocurre con ejemplos muy
conocidos como el del navegador Brave: si ese proyecto triunfa, las
criptomonedas en las que se basó su financiación ganan valor y eso acaba
ofreciendo un interesante retorno de la inversión para los inversores.
El funcionamiento es por tanto
similar al de las ofertas públicas de venta, pero en lugar de comprar acciones
de una empresa —una que además tiene un producto en el mercado y que ha pasado
por rigurosos controles financieros antes de poder hacer su OPV— compramos
criptodivisas en una operación con un formato mucho más incierto, sin
regulación alguna y en el que básicamente estamos "apostando" por el
futuro de ese proyecto empresarial con muchas menos pruebas o garantías de que
ese futuro éxito se produzca.
El componente especulativo, como
en todo lo que rodea actualmente a las criptodivisas, es muy alto, y de hecho
hay quien califican a las ICO como la mayor estafa nunca vista, pero también
hay claros defensores de un modelo de financiación cada vez más atractivo.
Todas estas nuevas criptodivisas
se apoyan en una cadena de bloques que soporta la estructura de ese nuevo token
virtual. La más utilizada es la de Ethereum por su versatilidad y por la
facilidad que plantea esa plataforma.
La cadena de bloques más allá de la economía
Aunque la cadena de bloques está
íntimamente relacionada con las nuevas criptodivisas o criptomonedas, es lógico
preguntarse si este sistema sería válido para otro tipo de transacciones, y la
respuesta es un rotundo sí.
De hecho eso es lo que está
intentando lograr desde sus inicios la plataforma Ethereum, que tiene su propia
cadena de bloques y su propia moneda, llamada Ether. A diferencia de bitcoin,
las transacciones aquí son los contratos inteligentes que pueden ser más o menos complejos y que
permiten definir todo tipo de transacciones.
Al igual que ocurre con bitcoin,
lo bueno de esas transacciones es que se mantendrán en la cadena de bloques,
inalterables y accesibles durante toda la vida de esa cadena de bloques. Si nos
vamos al extremo, Ethereum podría sustituir básicamente a cualquier
intermediario, sustituyendo productos y servicios que dependen de terceros para
estar totalmente descentralizados.
Por supuesto esta es solo una de
las alternativas que se han originado con la cadena de bloques como
protagonista, y de hecho hay muchas ideas que tratan de explotar las bondades
de una tecnología que tiene un alcance virtualmente ilimitado. Veamos algunos
ejemplos:
Consorcio R3: las propias entidades financieras que muchos tratan
de reemplazar con bitcoin o Ethereum han creado el consorcio R3 para averiguar
cómo aprovechar la cadena de bloques en los sistemas financieros tradicionales.
Uno de los primeros problemas de la aplicación de este esquema es el anonimato
que proporciona el diseño de la cadena de bloques, algo que han resuelto con el
llamado "libro de contabilidad autorizado" ('permissioned ledger'),
una variante muy peculiar de la cadena de bloques de bitcoin, por ejemplo, que
sí que identifica a los usuarios que añaden bloques y que hace que las
transacciones del sistema solo puedan consultarse por ciertas partes.
Registro de propiedades: el gobierno japonés ha iniciado un
proyecto para unificar todo el registro de propiedades urbanas y rústicas con
tecnología de cadena de bloques, lo que permitiría contar con una base de datos
abierta en la que se pudieran consultar los datos de las 230 millones de fincas
y 50 millones de edificios que se estima existen en el país asiático. En Dubai
están planeando algo muy parecido.
Pagos en el mundo real: una startup llamada TenX ha creado una
tarjeta prepago que se puede recargar con distintas criptodivisas para luego
pagar con ella en cualquier sitio como si esa tarjeta tuviera dinero
convencional, sin importar si ese establecimiento acepta o no este tipo de
monedas virtuales.
Carsharing: la empresa EY, subsidiaria de Ernst & Young Global
Ltd está desarrollando un sistema basado en la cadena de bloques que permite a
empresas o grupos de personas acceder a un servicio para compartir coches de
forma sencilla. El llamado Tesseract permitiría registrar quién es el propietario
del vehículo, el usuario de ese vehículo y generar los costes basados en el
seguro y otras transacciones en este tipo de servicios.
Almacenamiento en la nube: normalmente los servicios de
almacenamiento están centralizados en un proveedor específico, pero la empresa
Storj quiere descentralizar este servicio para mejorar la seguridad y reducir
la dependencia de ese proveedor de almacenamiento.
Identidad digital: los últimos y gigantescos fallos de seguridad y
robos de datos han hecho que la gestión de nuestras identidades se convierta en
un problema muy real. La cadena de bloques podría proporcionar un sistema único
para lograr validar identidades de forma irrefutable, segura e inmutable. Hay
muchas empresas desarrollando servicios en este ámbito, y todas ellas creen que
aplicar la tecnología de la cadena de bloques para este propósito es una
solución óptima.
Servicios públicos/gubernamentales: otro de los ámbitos más
interesantes de la aplicación de la cadena de bloques es en los servicios
públicos que podrían presumir así de una transparencia absoluta. Las áreas de
actividad son múltiples: desde la gestión de licencias, transacciones, eventos,
movimiento de recursos y pagos, gestión de propiedades hasta la gestión de
identidades. De hecho el robo masivo de datos en Equifax han hecho que algunos
propongan la sustitución de los números de la seguridad social en Estados
Unidos con un sistema basado en la cadena de bloques. Hay iniciativas incluso
para "descentralizar el gobierno", y Bitnation es una de esos
proyectos que tratan de llamarnos convertirnos en "ciudadanos del
mundo".
Seguridad social y sanidad: aunque se podría englobar dentro de los
servicios públicos mencionados, la sanidad pública podría sufrir una verdadera
revolución con un sistema de cadena de bloques que sirviera para registrar todo
tipo de historiales médicos y resolver uno de los problemas clásicos de la
gestión de la sanidad.
Gestión de autorías: aunque relacionado con lo mencionado para el
mundo de la música, Ascribe es una plataforma que trata de ayudar a creadores y
artistas a atribuirse la autoría de sus trabajos a través de la cadena de
bloques. Hay otras muchas plataformas en este ámbito (Bitproof, Blockai,
Stampery, por ejemplo) que entre otras cosas permiten generar tiendas en las
que se puedan comprar trabajos originales de una forma segura y sencilla.
Son tan solo algunos ejemplos de
la aplicación de la cadena de bloques a todo tipo de ámbitos, pero hay
muchísimos más: la versatilidad de esta tecnología es tan enorme que es difícil
pensar en un área que no pueda ser transformada por esta idea.
De momento, eso sí, todas estas
ideas son solo proyectos en pleno desarrollo, por lo que la revolución, aunque
posible, parece lejana, sobre todo cuando los intermediarios (en todos los
ámbitos) se han convertido en parte integral de la economía y la sociedad.
Descentralizar todas estas industrias es mucho más complejo de lo que parece,
sobre todo porque esos mismos intermediarios tratarán de rechazar esos cambios
o adaptarlos a sus propias necesidades.
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